Hasta ahora... llevo unos años comprando en tiendas ecológicas porque tras ver mil y un documentales, conversar con varias personas al respecto y leer varios libros sobre el tema, me quedó muy claro que si no quería llenar mi cuerpo de químicos tenía que cambiar mi alimentación.
Uno de los libros que más me impactó fue "Comer animales" de Jonathan Safran Foer. Conocía al autor por una novela suya que me encantó, y cuando lo vi de nuevo en las librerías, me sorprendió el título. Era un ensayo y al leer la contraportada descubrí que no sólo me gustaba como escritor, sino que además teníamos en común algo más. En su libro no incita a no comer carne, sino a ser respetuosos y a saber cómo es la industria por dentro. Y aunque sus investigaciones y lo que cuenta se reduce a EEUU, en nuestro país también ocurre. Y no es sólo la cuestión de cómo se trata a los animales y cómo eso nos puede afectar, sino el hecho de que no es necesaria tanta carne en nuestra dieta y de que como dice un estudio de la FAO de 2006,
" la industria de la carne representa el 18% del total de las emisiones
mundiales de gases de efecto invernadero, superando incluso al
transporte, que en total representa el 13% de las emisiones".
Pero me estoy yendo del tema. Yo como carne, no lo he dejado, sólo que pienso antes de consumirla y no la compro si no tengo ciertas garantías.
El caso es que tras informarme por aquí y por allí, hace 3 años que compro casi la mitad de mi cesta de la compra sólo en tiendas ecológicas o en los pasillos de productos eco de los supermercados, cuando me es imposible acercarme al centro.
El reto es... superar ese 50/50. Y lo estoy haciendo.
Desde que llegamos a Lisboa hemos localizado los mercados bio (como se les llama aquí), que sobre todo son los sábados en varios parques, y hay uno al lado de nuestra casa que está todos los días. También las tiendas dónde poder comprar productos que nos garantizan no tener químicos. Vamos uno o dos días a la semana y cargamos nuestras bolsas de tela. Miramos bien las etiquetas (como la que aparece abajo) y siguiendo el ejemplo de "No impact man" (que como hemos dicho en varias ocasiones nos ha guiado desde el principio) hemos empezado a comprar algunas cosas a granel, como los cereales, que se guardan en bolsas de papel (más facilmente reciclables)
A parte de esto, hay algunos alimentos que todavía compramos en el supermercado normal, por así llamarlo, unas veces por economía, otras por no encontrar lo que buscamos en la tienda eco.
He hecho una lista para ver como solucionarlo:
-Masa de pizza (ya hemos pensado en hacerla nosotros mismos la próxima vez)
-A veces leche de soja (aunque es portuguesa)
-Pan (de la panadería del barrio)
-Algún queso (somos muy queseros)
-Aceitunas negras
Es más caro comprar
productos ecológicos, es cierto, pero es más caro moralmente no hacerlo.
Y no sólo eso, porque si lo miras en conjunto, ahorrando de otras cosas
como transporte, ropa, regalos y productos de casa y cuerpo
(haciéndolos tu mismo), sale rentable, incluso ahorras.
Además hay que aceptar otra cosa, las temporadas, y el no poder comer siempre lo que queremos.
Otra de las cosas que tengo en casa son unas cuantas plantas aromáticas de las que sacar hojitas para cocinar. Todavía queremos tener algunas más, como cebollino, perejil o menta.
Conseguido... Ahí vamos, sí. Aunque hace pocos minutos acabo de agarrar a mi novio en la cocina y le he dicho: "Un mes entero, sólo voy a comer cosas que no estén envasadas".
Se ha quedado un poco ojiplático, claro, y me ha señado el pan que viene en bolsas, las semillas empacadas, la leche en tretrabrik... Y sólo he podido encogerme de hombros y decir: "Un mes quiero intentarlo"
Así que... ¡Acordado! ;)
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