martes, 3 de diciembre de 2013

Mi coNsUmIsmO deL dIA a DiA

Hasta ahora... bueno, mejor diremos hasta hace unos años, esta palabra no significaba mucho para mí.
Estábamos creciendo en un ambiente y una sociedad en la que todo iba demasiado deprisa y ni te dabas cuenta de que te metías en una rueda en la que pensar no estaba permitido.

Recuerdo de algunos sábados adolescentes, la rutina era ir a una tienda a comprarse la camiseta para esa noche, o pensar en que los regalos de cumpleaños o navideños sin reparar en nada más que en que había que regalar algo. Reutilizar las cosas pasó a un segundo plano. Lejos quedaban esos remiendos de coderas y rodilleras de los ´80 que lucíamos con orgullo, o ese no conocer el significado de la palabra "moda". La primera pregunta al llegar a casa solía ser "¿Me ha llamado alguien?". Y no cabia la posibilidad de avisar cinco minutos antes de que no llegabamos a una cita.

Sí, echo de menos ciertas cosas, la verdad, sobretodo porque creo que nos hemos creado necesidades que no tienen sentido, modos de vida a seguir que no concuerdan con lo que somos, y que nos dejamos llevar por un sistema dictado desde arriba para beneficio de unos pocos.
Pero... salgamos de filosofías y vayamos a lo práctico.

El reto... en cuanto al consumismo empezó hace ya tiempo. Así que aquí nombraré lo que he ido haciendo, aquí y allí.

foto cogida de aquí
Hacia el 2009-2011, viviendo en Madrid, conocí a través de una amiga la iniciativa de trueque organizada por La Charca de la Rana en el Parque de las Avenidas. Eran los segundos sábados de cada mes. Llevabas tu manta y los objetos que ya no utilizabas y los podías cambiar por los que otros ofrecían en sus "puestos". Era divertido, práctico y una buena forma de relacionarte con gente que pensaba como tú. De esas veces que fui conservo zapatos, un joyero, plantas, algun libro, algo de ropa, unos pendientes preciosos que justo hoy llevo puestos... Vi cambiar un aspirador por un enchufe con luz para bebes. Lo importante era la utilidad y validez del objeto, no su precio de mercado. Me encantaba la verdad. Sobretodo cuando veías padres que iban con niños que llevaban sus juguetes para intercambiar.
Aqui os dejo un pequeño vídeo de como eran.


Poco después me enteré de que existía una tienda de trueque en Madrid, Ábrete Sésamo en pleno Malasaña (antes había otra en la calle Arenal, pero cerró). Así que fui, me hice la tarjeta de puntos y era mi tienda de referencia. Si necesitaba algo, allí que iba: libros, zapatos, algún vestido, corbatas ochenteras para mi novio, algún regalo, cosas para niños... Incluso hice dos talleres que ofrecía Emanuela, uno de jabones y otro de decoupage. Fue todo un descubrimiento. Entrar por la puerta, saludar a Jose que casi siempre estaba ordenando las cosas que traían las clientas, investigar entre las estanterías para ver que podía llevarme...
Todavía no entiendo como el tema de la "Segunda mano" no cala demasiado en nuestro país.
Aquí os dejo una entrevista que les hicieron en la tele. Y os animo a ir.

Descubrí también otra buena forma de intercambiar cosas, aunque esta no requería dar algo a cambio. Hay una red mundial llamada Freecycle que ayuda a que se formen grupos por ciudades en los que los integrantes publican las cosas que quieren dar o las que necesitan. De esa manera una amiga en Barcelona consiguió una bicicleta gratis, de una chica que se iba de la ciudad y ya no la necesitaba, y otra dio un montón de cosas que ya no necesitaba cuando hizo limpieza general de su casa.
Aquí la de Madrid, aunque se puede buscar cualquier ciudad.

Además del clásico: queda con tus amigas para intercambiar lo que no te pones ya. Al que yo he unido que varias amigas antes de tirar la ropa, o darla, me la enseñan para que coja lo que quiera. Lo último: el otro día recibí una caja con ropa aquí en Lisboa!!! para ponerme y para reutilizar (gracias Aran!!!;)

Otra de las iniciativas que me llamó la atención fue el Banco de tiempo, un espacio donde intercambiar un servicio por otro sin que medie el dinero.
Yo conocí el de Ida y Vuelta, aunque tengo que decir, muy a mi pesar, que me apunté pero luego no llegué a empezar nunca. Conozco a gente que lo utiliza y la verdad es que es una forma bonita de intercambiar servicios dándote cuenta de las prioridades.
He descubierto que aquí en Lisboa hay uno, este, a ver si esta es la vencida.


Lo conseguí... Sí, podríamos decir que sí, aunque siempre se puede hacer más, claro. Lo importante está en cambiar la forma de consumir, y para mí lo más importante es acercarnos a lo que se hacía antes, no al barullo al que te lleva ahora la sociedad.

 Siempre recuerdo este escrito de Galeano, y me doy cuenta de que todo se puede reutilizar.

Con todo esto mi consumismo se ha redudido,y lo he reducido aún más desde que llegué a Lisboa. No sin esfuerzo claro, y sobretodo discutiendo conmigo misma algunas veces.
Porque ropa no me compro, me pongo y me quito, combino y descombino sólo lo que traje, que no es mucho, pero eso te hace ver que puedes vivir perfectamente con poco.
Y ahora, por Navidad, no voy a comprar regalos: TODOS van a ser hechos, así que... los que leais esto y sepais que estáis en mi lista navideña... que sepaís por donde van los tiros ;)

Aquí está parte del material que voy a reutilizar


¡Feliz no consumismo!

Ana*


2 comentarios:

  1. Me encanta Galeano, y este texto no lo conocía pero me parece muy acertado. Yo también hago trueque de vez en cuando, no tanto como me gustaría, pero me gusta hacerlo. Hay que hacer más estas cosas

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  2. Sí Leo, más y mejor. A ver si más gente se anima, porque es toda una aventura digna de comenzar ;)

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